martes, 24 de diciembre de 2013

Cigarrillos que vienen y van

-Deja de beber alcohol- le decía en voz baja mientras le retiraba la botella de la boca.
+¿Qué ocurre?¿Por qué has hecho eso?¿Te molesta lo que digo?
-No.
+¿Entonces?- apartó por un momento la botella de sus labios y la dejó suavemente sobre la mesa.
-Tengo miedo- se miraba las manos apresurado.
+No, no te entiendo, ¿Por qué no me miras?
-Mañana te levantarás con la resaca de esta noche, borracha, con la almohada llena de rimel y sin apenas poder abrir los ojos por la claridad del sol que entra por la ventana, despeinada, con el carmín rojo desgastado y aunque tu no te acuerdes tus labios puedan aún recordar a quién besaste esta misma noche, te despertarás como otro día tan normal, despacio vas andando hacia el cuarto de baño para refrescarte un poco el rostro, poder mirarte en el espejo y ni siquiera poder reconocerte, ni reconocer a aquella niña buena que se canso de la monotonía de ser tratada mal por ser la muñeca delicada nunca capaz de probar un asqueroso cigarrillo, esa mala sensación que te deja el alcohol y el tabaco en la boca tras haber abusado de ellos como una condenada. Que apenas te acuerdes de todo lo que ha sucedido hoy, que quizás no recuerdes mi voz y yo no pueda volver a escuchar la tuya, ni tan siquiera las tonterías que estabas diciendo y que sin duda me hacían reír, tengo miedo a que olvides todo lo que me has dicho. Todo eso me lo dijiste estando ebria y que sin duda nunca imaginaría que ahora necesitases un poco de alcohol para volverme a repetir todo lo que un momento me dijiste sin estar tan bebida, podrías parar y dejar de hablarme como si todavía siguieses enamorada de mí.
+¿Por qué te fuiste tan pronto?
-Fui tan ingenuo, que ahora quizás no debería ni acercarme a ti, porque no te mereces que te vuelva a hacer daño.
+A lo mejor no me haces daño si siguen habiendo sentimientos de por medio.
-Precisamente porque me quisiste y yo no supe apreciarlo demasiado y ahora que estás tan cerca de mí, lo suficiente, posiblemente no pueda resistirme y no solo seria un castigo para ti.
+Creo que no me importaría volver a ser castigada, si ya pude por un momento superarlo, no me será tan difícil superarlo ahora, ¿no?
-Pues no es eso.
Solo quería volverme la cabeza loca, no era tan difícil besarme.
+Y que más da si me besas, si mañana no voy a saber ni si quiera quién soy.
-Pero voy a volver a caer otra vez y te voy a hacer volver a caer a ti también.
+¿Y ya no puede cambiar nada no?
-Ni los besos sabrán como antes, ni los sentimientos serán sentidos como meses atrás.
+¿Y porque entonces estás aquí a mi lado?
-Porque mis ojos aún no te habían olvidado, aunque lo haya intentando unas veintiún mil veces.
+Quizás podrías haberte pensado de veintiún mil maneras la forma de no haberte ido y quedarme jodida y ahora déjame, si no quieres besarme márchate, ya no es momento para perder tiempo- mis ojos humedecidos y cristalinos.
Y vi como se marchaba de mi lado sin decir nada, como si un gato le hubiese mordido la lengua, como si sus frases hubiesen quedado vacías y sus palabras mudas frente a mi.
Como iba huyendo el sonido de las pisadas a lo largo del camino y como veía que la noche caía sin cesar.
Pasaron horas desde que se fue y pensaba que el efecto del alcohol se llevaría aquellas imágenes cuando estaba al lado mía agarrándome la mano, pero no, solo se fue el alcohol y los malditos recuerdos llegaron a mi cabeza, joder, que botella tan mala capaz de no ayudarme a olvidar esos besos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario