viernes, 20 de diciembre de 2013

Rostros similares

Me decido al fin a salir a la calle, dejar que mi cara desnuda pueda por fin rozar esas pequeñas partículas que se quedan en el aire, que mis labios se agrieten con el frío del invierno y adoptar el color lila claro, salir a la calle después de estar tiempo encerada en mi cuarto.
Abrir mi mente y hacer salir los pensamientos hacia a fuera, cosa que me va a costar conseguir porque constantemente aparecen una y otra vez asfixiando a mi corazón.
Puedo sentir al final esa pequeña satisfacción que hace mi cuerpo volar sin la necesidad de tener alas, de cerrar los ojos y sentirme en el pico más alto de una montaña y que al expirar salga ese bao tan intenso de mi interior, encenderme ese cigarrillo que acorta mi vida, pero ese momento se me hace eterno y placentero.
Mirar hacia el cielo tumbada en las rocas frías que este invierno que nos presenta y observar que mi alrededor solo esta impregnado de mi presencia y única, solitaria allí arriba viendo como el cielo se tinta de aquellas estrellas diminutas capaz de cogerlas con las manos y el humo de mi cigarrillo pintando las paredes del cielo.
Pero es hora de despertarme de aquella locura que solo aparece en mis sueños.
Camino lento por aquellas calles de la ciudad, mientras las gotas del rocío acuden a mí sin ser llamadas y se apoyan en mi cuerpo como una de mil flores de un prado, pero sigo caminando, aquellas gotas no podían impedírmelo.
Voy un poco apartada del mundo y sin prestar atención de cada detalle de mi alrededor, solo y únicamente escuchando y oyendo la letra de la canción aleatoria que emiten mis cascos, parece que me ayuda prácticamente del todo a ignorar todos los carteles de peligro que se muestran ante mis ojos.
Cada paso una decisión y sin poder regresar sobre ellos y que el tiempo va borrando cada vez que decido avanzar, parece una amenaza para no caminar, pero nunca vas a saber lo que el futuro te depara.
Ando cada vez más lejos, y todos los rostros se me asemejan a uno solo y eso la música no puede evitarlo, aquellas notas solo eran capaces de alejar mis oídos de mis pensamientos pero no de mi vista.
Cada rostro, cada perfil de cada persona, cada lunar, color de pelo, ven mi ojos ciegos, todos iguales y no se si quizás el problema lo tengo yo.
No puedo evitar de dejar de verte en cada lado, asomado en la ventana, como sentado en un banco con un cigarro en la mano, mirándome y observándome aunque tan lejos te tenga.
Pero hoy te he visto, de verdad, sin tener que imaginarme nada, frotándome los ojos una y otra vez con las manos para ver si estaba situada en la realidad, pero sí, allí estabas.
Y odio las miradas fijas, pero contigo esas miradas son diferentes, mis dos ojos atendiéndote en cada pestañeo, en cada muestra de nerviosismo, en cada movimiento de brazos y retiradas de miradas mirando hacia otro lugar.
Y ahora mi corazón vuelve a latir tan rápido que ni siquiera podía contar los latidos, un debilitamiento rápido de piernas que junto con el alcohol eran incapaces de sostenerme en pie y el ciego del tabaco hacían mantener mi mirada fija en el.
Necesitaba acercarme a el y oler aquel perfume que antes quedaba impregnada mi ropa y mis labios, tocar de nuevo aquella cara fina y morena, y dejar que mis manos puedan volver a rozar las suyas.
Era tan intensa la emoción, que aumentaba cada vez que lo tenía mas cerca, casi pudiendo saborear de nuevo aquella boca que me condenó, pero eso quedó lejos de mí y apenas nuestras palabras chocaron ya que no hubo apenas conversación entre nosotros, pero su sonrisa y ese simple hola, bastaron para alimentar mi bienestar y saber que el estaba bien sin mi, aunque quizás las apariencias me engañaron y estaría jodido por dentro y retirarme la miraba bastaba para no delatar a su corazón.
Jodidos nos quedamos los dos durante toda aquella noche, preferiría no haberle visto, porque así el no se llevaría mi atención durante todo aquel rato, pero quizás sean inevitables aquellos acontecimientos que ya están escritos, maldigo aquellos acontecimientos.
Sí, a sido demasiado temprano para escribir todo esto y no hubiese sido necesario regalar mi voluntad al alcohol perdiendo la cordura y perderme, ya que nunca me fue necesario beber para estar satisfecha con el, con sus besos, su presencia y sus manos.
Ya que fue tan naturales mis sentimientos y tan transparente mis actos, que nunca quizás, o hasta el momento, poder olvidar por un minuto todo aquel pasado.
Algún día dejaría de ver tu apariencia, en cada rostro que me observa, y poder ver cada rostro de la forma que en realidad es.

No hay comentarios:

Publicar un comentario